“Juan Bautista Cabral no era ni sargento ni tenía esa cara blanca que inmortalizó el Billiken. Era un negro esclavo que recibió el apellido del propietario de la estancia y su extraordinario valor cuando salvó a San Martín aquel 3 de febrero de 1813 en San Lorenzo sintetizaba el heroísmo de las grandes mayorías que hicieron de verdad la independencia de estas tierras.
El Archivo General de la Nación guarda la nómina de jóvenes embarcados en Corrientes el 3 de noviembre de 1812 incorporados al Regimiento de Granaderos el día 12, con Cabral figurando en ella. Una internación desde el 29 de diciembre al 3 de enero de 1813 en el Hospital de Hombres de la Residencia de los Hetlenitas, autorizado por el Sargento mayor José Matías de Zapiola y el visto bueno de San Martín. El parte de la victoria del 16 de febrero en el que San Martín exalta el heroísmo de Cabral en el combate, refiere sus últimas palabras y recomienda asistir a su familia. En la nómina de los caídos de San Lorenzo, suscriptas por San Martín el 27 de febrero, figuran los nombres de sus padres y el lugar de nacimiento publicado en “La Gazeta”, página 118 del 10 de marzo, existente en el mencionado archivo. Con esa documentación, además, la foja de servicios con todos sus antecedentes como granadero. También consta el original del decreto 8844 del 10 de noviembre de 1915, que autorizó comprar el terreno donde nació Juan Bautista Cabral y erigir un monumento en el lugar.