“En los noventa, cuando se lleva adelante la LFE, dicha ley perseguía un único fin: el desfinanciamiento de la educación. No tenía por objeto fines pedagógicos. Esta ley viene a achicar nuestro colegio, viene a dejar docentes en la calle, viene a dejar a estudiantes, a alumnos, a familias sin bancos para que sus hijos puedan entrar al colegio. Fue así que una asamblea universitaria aprobó que la UNCuyo aplicara la “Ley Federal de Educación” y avanzó en modificar el estado de los Colegios Secundarios a Polimodales. El polimodal era solo primero, segundo y tercer año. En el “CUC” teníamos de primero a sexto año, en el “LAE” teníamos de primero a sexto año, el “Magisterio” era de primero a quinto año, el “Martín Zapata” era de primero a sexto año, Alvear era de primero a sexto año; nos reducían a la mitad, quedábamos la mitad de los compañeros en la calle… no puedo evitar emocionarme porque fue una lucha muy grande, porque mantuvimos carpas en la plaza independencia, días y días. Fuimos a la “Carpa Blanca” en Buenos Aires y llegó el momento inevitable de la toma de los colegios, porque no había otra salida, porque los colegios se reducían a la mitad, porque lo más terrible es que nos empezábamos a pelear entre los compañeros ¿quién se quedaba y quién se iba? era desangrante era “mirá, vos sos más nuevo te vas y yo me quedo, vos sos efectivo y no, vos que sos interino te vas”. Era una situación que, en palabras, no se puede traducir porque son sentimientos que las palabras no pueden expresar, porque era la vida de cada uno de nosotros, porque era nuestro puesto de trabajo y nos quedábamos sin trabajo. Y esa toma que dice Cristina (Romagnoli) que la vivieron, yo me acuerdo porque yo era del CUC, y el hijo del Decano Estévez estaba en el colegio y ellos iban y los cuidábamos a los chicos en la noche cuando estábamos en la toma. Con comentarios desafortunados del rector de ese momento, que decía “en nueve meses vamos a ver los resultados de las tomas”, tuvimos que bancarnos eso, nuestros estudiantes tuvieron que bancarse eso, pero producto de esa toma surgió el DAD, el monstruo, el engendro. Los que nos fuimos al DAD, porque alguien se tenía que ir y se iban trasladados o la solidaridad de “dejá, vos quédate en el CUC yo me voy a allá”, porque fue así. Hablo del DAD como creación, porque por ejemplo en General Alvear absorvió como Departamento de Aplicación la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria y la escuela no sufrió mayores inconvenientes en ese sentido, Carmen Vera Arenas también tomo octavo y noveno. La realidad era que la mitad de los docentes nos quedábamos en la calle y más de 2000 familias se quedaban sin banco para que sus hijos pudieran ir a la escuela, y eso era lo más terrible, familias que no tenían dónde mandar a sus hijos a la escuela, porque la provincia no tenía la capacidad para albergar a esos octavos y novenos. Finalmente surge el engendro, como le decían, “y a vos te toca ir al engendro, al monstruo”. Y ¿cómo pudimos hacer eso? Fuimos Departamento de Aplicación durante muchos años de la Facultad de Filosofía y Letras, porque como el estatuto había sido modificado no podíamos estar porque “la Universidad no se iba a hacer cargo de la EGB3, de los octavos y novenos”