Desde la creación del Cuerpo Estable de Ballet de la UNCuyo ( en 1950 y refundado en mayo de 1971) nuestro organismo no ha contado con un lugar propio para realizar su tarea de clases y ensayos diarios, mucho menos con la posibilidad de que los espacios “prestados” contaran con ciertas condiciones necesarias para el buen desempeño de nuestra profesión, por ejemplo un piso con cámara de rebote que absorba y aliviane el impacto de los saltos en nuestras articulaciones (similar al piso de las canchas de básquet) y un tapete que mejore el agarre al piso e impida lesiones por traumatismo de caídas al resbalar.
En 2015 el traslado de los Organismos Artísticos, pertenecientes a la Secretaria de Extensión, al nuevo edificio de la Nave Universitaria nos ilusionaba con la posibilidad de tener nuestro lugar propio y en condiciones. Lejos de ello la sala dispuesta para el Ballet era de dimensiones demasiado reducidas en ancho y altura, y con un piso inadecuado para nuestra actividad. Entonces nuestro trabajo diario pasó a realizarse en el escenario, de dimensiones suficientemente amplias, pero con un piso rígido y resbaloso. Sumando un problema: este espacio es compartido con otros organismos con necesidades específicas diferentes e incompatibles, además de ser requerido por la Nave para eventos realizados en nuestro mismo horario de trabajo.
Desde entonces hasta principios de este año las lesiones en nuestros compañeros fueron aumentado (fracturas por caídas, operaciones de rodillas, articulaciones desgastadas, etc.) y la planificación de trabajo mensual del Ballet interrumpida imprevistamente por usos superpuestos de la sala. Teniendo en cuenta que nuestra herramienta de trabajo es nuestro propio cuerpo y los incansables y desatendidos pedidos y gestiones de las distintas direcciones que pasaron por nuestra Compañía, nos vimos en la obligación de parar nuestra actividad ante el reclamo de mejores condiciones.
Un primer acuerdo fue trasladarnos por tres meses a una sala alquilada mientras se realizaba la construcción de un piso flotante. Cumplido este plazo volvimos a la Nave con un piso mal construido, desnivelado y sin tapete. Por lo tanto nos declaramos en estado de asamblea permanente, cumpliendo el horario de trabajo sin realizar nuestra actividad.
Con el apoyo de Fadiunc fuimos llevando la lucha en distintas instancias, intentando hacer entender a las autoridades la importancia de nuestro pedido, destacando como principal problema la falta de un salón de ensayo propio acorde a las necesidades que esta disciplina artística requiere.
Finalmente llegamos a una reunión paritaria en la que se acordó la incorporación en el presupuesto 2018 de una partida para la construcción del Salón de ensayo (dentro del terreno de la Nave Universitaria), la mejora del piso flotante construido y la compra de un tapete. Durante el período de construcción del salón, acordamos trasladarnos al aula 6 de las BACT (Bloque de Aulas Compartidas Tecnológicas) dónde se ha instalado el piso reparado.
Luego de cuatro meses de una costosa lucha, el viernes 24 de noviembre llegó el tapete. Ahora podemos por fin, volver a bailar (a la espera de la construcción de nuestro propio Salón) convencidos que el trabajo en conjunto nos fortalece.