Ante medidas impopulares, los gobiernos de la Región recrudecen su aparato represivo: criminalización de la protesta social, detenciones indiscriminadas y muerte de líderes y activistas sociales. Tendencia que siembra sombras y miedo y amenaza la democracia.
Hoy lloramos a Marielle Franco y con ella lloramos a miles de personas muertas por el aparato estatal.
El comunicado de la CH refiere: “Marielle era una activa militante feminista, presidenta de la Comisión de la Mujer en la Cámara desde su banca, a la que accedió en 2016 siendo una de las más votadas. Defendió siempre a las mujeres negras del racismo de Estado, la violencia y la discriminación y fue quien presentó el proyecto de creación del Dossier de la Mujer Carioca, registrando datos sobre la violencia de género en el municipio. Denunció sistemáticamente la militarización impuesta por el gobierno de Temer en las favelas y las violaciones policiales y para-policiales a los derechos humanos más elementales en los barrios más pobres y marginales de Brasil. Marielle fue “ejecutada” a balazos cuando regresaba de un acto por los derechos de las mujeres negras, tema al que se dedicaba con obstinada pasión…”